En la mañana del sábado 25 de febrero de 2006, terminé de escribir la primera edición este diccionario; no recuerdo cuando lo empecé, pero creo que fueron unos seis u ocho meses antes de esa fecha.
Lo que si recuerdo es las causas que me indujeron a escribirlo. Mirando los cables que hay cerca de mi palomar, me dije: "vaya tela, la Compañía Sevillana de Electricidad nos pone los cables aposta para que se me estrellen los pichones", y me di cuenta, al instante, que sin ser una definición cierta al 100% contenía cierta dosis de humor e ironía.