VIENTO DE PICO

 No hace falta hacer historia para recordar que las palomas han sido desde la antigüedad objeto de veneración y de cariño. Tan es así que en épocas recientes, el genial Picasso endosó a la paloma la enorme responsabilidad de representar a la PAZ en un mundo humano, donde la guerra ha sido y desgraciadamente seguirá siendo una inseparable compañera de la especie humana.

 

No hace muchos años, los Ayuntamientos propiciaban haciendo palomares , que las palomas se asentaran en sus jardines y plazas públicas como ingrediente adicional del mobiliario urbano. Incluso, Ayuntamientos como el de Sevilla se empeñaron en que las palomas de sus jardines fuesen blancas posiblemente porque daban incluso mas categoría a la ciudad.

El numero de palomas en las ciudades ha aumentado considerablemente , quizás al mismo ritmo que sus edificios , hace 40 o 50 años , el numero de palomas en las ciudades era mucho mas reducido. El pan duro que ahora se les da , antes no le daba tiempo a endurecerse por la sencilla razón de que no sobraba. Nadie compraba un cucurucho de trigo para dárselo a las palomas como se hace hoy, sencillamente porque el dinero no llegaba para cubrir las necesidades mas perentorias. También en aquellas épocas existían palomares de buchones , donde la plantilla hacia horas extras dedicadas exclusivamente a llenar la olla del dueño del palomar.

Estos factores que frenaban o controlaban de algún modo las poblaciones de palomas han desaparecido con el desarrollo económico que el numero de palomas de asfalto y jardin público se dispare hasta convertirse lo que antes para muchos era agradable de ver, en una plaga, en algo a erradicar.

La abundancia de palomas en las ciudades suponen un problema adicional al chorro de problemas con que los Ayuntamientos se encuentran.: suciedad, deterioro de edificios históricos y monumentos.

La gripe aviar por el miedo que los medios de comunicación sembraron, fue en cierto modo la frontera invisible que separó el amor y la veneración por las palomas a la indiferencia o cuando no odio o aversión.

 

El buscador de Internet Google tiene un servicio diario gratis que se llama ALARMAS y no es otra cosa que diariamente te informan de en que medios escritos de lengua española aparece la palabra que tu elijas. Por ejemplo , yo tengo entre otras suscrita a la palabra PALOMA, pues bien, cada dia recibo en mi correo electrónico noticias donde se habla de palomas . Raro es el dia que este o aquel Ayuntamiento inicia una campaña de disminución, cuando no de erradicación de palomas de su termino municipal.

Hace unos meses, en Antena 3 , el presentador Buenafuente, con motivo de un experimento chino con palomas mensajeras que les implantaron un chips con el fin de teledirigirlas, hizo una parodia de la noticia. Al final ,el presentador llamó a las palomas ratas del aire.

En nuestros palomares de ciudad , donde los tejados y azoteas de los vecinos están cerca pueden generar enemistades que en el peor de los casos pueden llegar a los juzgados.

 

Uno de los principales problemas de la colombofilia , es la necesidad que tenemos para crecer o al menos para mantenernos , es difundir las excelencias de nuestro deporte. Para

ello, hay que salir a la calle a pregonarlo , pero el campo no esta abonado para esa labor

sino todo lo contrario . La ciudadanía está tomando aversión hacia las palomas en general , cada cual con sus razones : suciedad, deterioro de monumentos, enfermedades, suciedad de coches o mobiliario urbano etc,,,)

 

Por una u otra razón, la paloma en general no tiene en este momento buena prensa, tenemos el viento de pico. Sin querer dar pistas, el dia menos pensado , los ecologistas empezarán a cuestionar nuestro deporte , especialmente en las islas donde ingentes cantidades de palomas son tragadas literalmente por el mar.

 

La situación no es idílica ni mucho menos y es con la que nos tenemos que enfrentar si es que queremos promocionar lo nuestro , porque la gente no distingue las diferencias entre mensajeras y zuritas , para ellos solo hay una clase de palomas y a todas mete en el mismo saco, nunca mejor dicho.

 

Félix Martín Vilches